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Rostros del envejecimiento: mira lo invisible

Rostros del envejecimiento: mira lo invisible

Tiempo de lectura: 4 minutos

Para nosotros, profesionales que idealizamos la exposición, aunque todavía nos queda un largo camino por recorrer, nos damos cuenta de que el espectador está interesado en el envejecimiento del otro y esperamos que así, podamos despertar la mirada a nuestro propio envejecimiento, así que pueda volverse lo más visible posible.

Cuando entramos en contacto con el envejecimiento, ya sea el nuestro o los que nos rodean, comienzan a surgir muchas preguntas. La gran mayoría de ellos nos preocupan y nos molestan. Varias teorías explican este malestar al mirar la vejez. Es la última fase de la vida, nos acerca a la muerte, pero hay otro factor que te ha estado perturbando, quizás, en silencio. Digo esto porque, con las redes sociales y el aumento exponencial de la población anciana, hemos observado una mayor visibilidad sobre el tema.

Nadie puede negar que hoy existe una mayor preocupación por el envejecimiento de la población que hace años. A pesar de todo el movimiento en este sentido, nos damos cuenta de que esta población aún es invisible y no tiene voz activa en la sociedad. Se nota a diario. Quien realmente ve la vejez no la llama «mejor edad», no invierte en productos «antiedad» … éste, niega la vejez. No lo aceptan, intentan resistir como si fuera algo a evitar en la medida de lo posible. Algo para ralentizar al máximo.

A partir de estos sentimientos incómodos, nuestro pequeño grupo de profesionales de la gerontología, trabajadores del SUS, decidió retratar y dar voz a “nuestros viejos”. Las personas mayores atendidas en una Unidad de Referencia en Salud del Adulto Mayor y que tienen diversas historias, experiencias, deseos y logros. Aquí decimos Velhos, porque levantamos la bandera de que la vejez es como todas las etapas de la vida, que nos traen alegrías y desafíos. Los ancianos son los que se encuentran en esta fase. No están desactualizados, no son desechables, no están desactualizados ni son inútiles. Son viejos porque viven en la vejez, por eso esperamos llegar allí.

La idea es retratar personas. Como son. No sus condiciones, enfermedades, limitaciones o arrugas actuales. Las personas y sus expresiones, sus singularidades y el envejecimiento democrático. Una invitación al espectador a mirar más allá de lo que habitualmente se muestra. Ir más allá de lo que estamos condicionados a ver partiendo de nuestra cultura limitante y valorando todo lo juvenil. Además de imágenes, presente al espectador los dichos de aquellas personas fotografiadas y que respondieron a las preguntas: ¿Quién soy hoy?

La exposición

Para retratar diferentes edades, se exhibieron diez fotografías de un grupo de ancianos (de 65 a 99 años), todos atendidos en la Unidad de Referencia de Salud del Anciano en Cidade Ademar, al sur de São Paulo. El grupo fue invitado a participar en la sesión de fotos realizada por la fotógrafa Alê Bigliazzi, quien pinchó las modelos en el Parque do Cordeiro – Martin Luther King, también en la zona sur de São Paulo, en el segundo semestre de 2018. La fotógrafa, con El apoyo de la gerontología, buscó dejar a los participantes a gusto durante la secuencia de fotografías capturando con sensibilidad las expresiones más llamativas de cada una.

Tras la prueba, las fotos fueron tratadas y casi sin retoques, fueron impresas en pancartas, ofrecidas por la empresa Agfa Graphics. A partir de entonces, la Exposición que recibió el nombre de «Rostros del envejecimiento, miradas sobre lo invisible» se exhibió en diferentes lugares de la ciudad de São Paulo. Junto a cada foto, un pequeño testimonio de cada anciano, sobre sí mismo y su momento actual, nos ayuda a reflejar el envejecimiento, contrastando la imagen y las palabras del otro que envejece, como todos nosotros, en este mismo momento, pero en un único y singular.