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La vejez es un viaje, una búsqueda continua, es la duda persistente y el encuentro con la resistencia. ¿Qué lugar pueden ocupar los ancianos institucionalizados?
Deje que los jóvenes envejezcan rápidamente. Que admitan sobre todo libertad, incluso sobre el pan. Que no son marginales a la condición humana, es decir, esclavos consentidos. La esclavitud consentida es el peor síntoma de nuestro tiempo. La libertad debe colocarse en primer lugar y la neurosis en segundo lugar, porque es una forma de protesta. De todos modos, esa juventud es libre y neurótica ”. (CONSEJO DE JÓVENES – Nelson Rodrigues)
Contando un poco mi historia, los encuentros con la vejez
Tengo la impresión de que la imagen que me introdujo en la vejez se encuentra en mi infancia, entre tíos y abuelas y mi sabia bisabuela.
Las memorias se encargan de retratar la figura estimada de una matriarca muy querida y buscada, el lugar, en el campo, era una mujer notable, respetada, partera y en ocasiones curandera. Las demandas que venían desde muy lejos para buscarla eran continuas, muchas ocasiones en las que venían a recogerla a cualquier hora del día o de la noche, para operar un parto.
También era común seguir los «embarazos» antes de que el bebé anuncie, preparando el momento para que «llegue el buen momento», dando las órdenes, dejando todo al máximo preparado, necesario para facilitar. En ese momento, era común que los niños fueran preservados, alejados del medio ambiente.
A medida que fui creciendo, hubo una integración al mundo de los ancianos y adultos, pudiendo participar en algunos momentos de la escena del nacimiento, descubriendo que formaba parte de esa realidad, situaciones de profundo desafío. Fui testigo de algunas situaciones tensas, sufrí y rodeado de mucha oración y vigilia.
Otros ancianos estuvieron presentes en mi infancia en ese momento, es importante notar que uno se tomó en cuenta con la certeza de la muerte, había una conversación natural sobre la condición de morir, no habría forma de no hablar, porque era parte del escenario. En algún lugar, el ataúd ya estaba listo, pero no era solo el ataúd, el “sudario” también estaba allí esperando que la vida llegara a su fin, esto esperado y preparado. Se habló con naturalidad y tranquilidad de la “hora de llegada de la salida definitiva”.
Sobre el papel, no soy nada menos que aquí, en el valle de Jequitinhonha. Al menos aquí todo el mundo me conoce. Grito, apodo, ven y llámame Totonha. Apenas me cambio de ropa, casi no cambio de lugar. Siempre soy la misma persona. Eso vuela ”. (Freire, Marcelino – Contos Negreiros)
La vida que sigue y otros encuentros con la vejez
Los estudios indican que los avances tecnológicos en salud y nutrición han aumentado la esperanza de vida de manera exponencial (JUNGES, 2004). Sin embargo, el longeviver sigue, en muchos casos, un rumbo incierto, impuesto por varios desafíos, limitaciones y, a menudo, condiciones muy precarias, especialmente en lo que respecta a los estratos más pobres de la sociedad, lo que lo lleva a envejecer de forma no planificada, vulnerable y sujeta a oportunida patologías con aparición de limitaciones cognitivas, funcionales y en ocasiones enfermas. Esta realidad acaba convirtiéndose en un camino muy corto para llegar a un espacio institucional. Un lugar que, en cierto modo, ofrece a las personas mayores la única posibilidad de seguir teniendo acceso a las condiciones básicas de atención y asistencia a lo largo de su vida que les quedan.
Por otro lado, entra en juego otra dinámica de la vida del sujeto, ¿existe una condición de pertenencia?
El ser humano nace, se desarrolla, construye su historia, sus vínculos afectivos, comunitarios, sociales. Establece su singularidad, cada uno a su manera inscribe su existencia y, finalmente, en la tarde de la vida, este curso necesita ser interrumpido, estableciendo brechas, dolor y / o resiliencia.
¿Qué lugar pueden ocupar los ancianos institucionalizados?
¿Qué dimensión de singularidad se puede experimentar?
¿Cuál es el sentido de la vida para seguir existiendo?
Se sabe que la institución es innegable como una respuesta alternativa que puede enfrentar situaciones de extrema vulnerabilidad, sin embargo, es necesario considerar las consecuencias de la ruptura a la que es sometido el sujeto, prestando atención a los riesgos de mayor degradación, presentando la anciano a una situación de aislamiento, soledad, tristeza y consecuente enfermedad.
Si, por un lado, se ve la realidad del anciano institucionalizado, por otro, es imprescindible sensibilizarse con el cuidador, sometiendo al cuidador a su labor incansable y de toda la vida, éste continúa su curso en la danza de la vida, ejecutando su labor profesional, tan solo y desprovisto de la inercia del anciano allí como si se tratara de un juego en el que las piezas se mueven lentamente.
La preocupación por el cuidado puede llevar al asilo a adoptar determinadas medidas de protección que garanticen imaginariamente la prevención de daños, caídas por ejemplo. Sin embargo, por otro lado, produce graves consecuencias, que debilitan aún más a los residentes, debilidad muscular y ósea, apatía, atrofia muscular, por lo que este modelo institucional compromete la práctica del respeto, dignidad y autoestima de las personas mayores.
Si en el papel el “Ser” de Totonha es menor que el “Ser” en el Valle de Jequitinhonha (FREIRE, 2005), ¿cuál es el “ser” que habita en el Hogar de Ancianos?
Identidad
¿Quién es este que mira y no ve?
Quien habla lo que no oye,
Que nombre tienes
Que edad tiene tu ser
Qué experiencias inscriben tu existencia,
Que vidas dejaste atrás
Y gustos, tienes, que,
Que encantos encantaron tu vida,
Tienes edad, origen, tus sueños, los tuviste,
La pronunciación de usted era apropiada para abuela / abuelo, eh,
¿Es esa la identidad que te queda?
Si pudieras restaurarte a ti mismo, tu retrato te moldearía,
¿Con qué colores, detalles, curvas, sombras, brillos y luces te delineaste?
¿Te presento a este otro que no ve nada en ti?
Referencias
JUNGES, Roque J. Una lectura crítica sobre la situación de las personas mayores en el contexto sociocultural actual – Estudio interdisciplinario. Siglos. Porto Alegre, vol. 6, pág. 123 a 144, 2004.
FREIRE, Marcelino. Tales Negreiros, 2005
CONFEDERACION ESPANHORA DE ALZHEIMER, Los centros ‘libre de sujeciones’ apuestan por um modelo que respete La dignidad de lós mayores.
FONSECA, Organización AM. Buenas prácticas de envejecimiento in situ. Divulgar a valor. Guía de buenas prácticas. Fundación Calouste Gulbenkian. Facultad de Educación y Psicología. Universidad Católica Portuguesa.
Raimunda Nonata Martins Ribeiro – Psicóloga, que trabaja en la Clínica; en Institución de Larga Estancia (ILPI); participante en el Grupo de Estudio de Psicoanálisis de Winnicottian. Texto redactado para el curso de corta duración Fragilidades en la vejez: Gerontología social y cuidado, de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo, impartido en el primer semestre de 2018. E-mail: nonata.ribeiropsico@gmail.com