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La memoria es un sistema muy complejo e increíblemente fascinante, pero defectuoso, a cualquier edad, para cualquier individuo. Lo que debemos hacer es evaluar el olvido. En primer lugar, compare al individuo consigo mismo, si hubo algún empeoramiento en relación a su atención, su memoria, su capacidad para resolver problemas, su planificación y organización, entre otros.
El aumento del número de ancianos en la sociedad es una realidad incuestionable, la longevidad es un regalo, ¡ya que significa que uno no murió joven! Aun así, cuando le preguntas a alguien si quiere envejecer, rara vez lo veremos emocionado por ello, la vejez sigue siendo temible y se evita y / o niega tanto como sea posible. Nuestra sociedad aún no está preparada para las personas mayores, para su rol social, económico, familiar, ético y estético. Las arrugas, la disminución de la apariencia siguen siendo un miedo. Por lo general, hay más informes sobre el miedo a la adicción y la pérdida de memoria. Culturalmente tenemos constantes refuerzos para estos miedos, es común, por ejemplo, ante el olvido o la confusión atribuirlo a la edad, clasificar al individuo como «esclerótico» o con aparición de Alzheimer, por otro lado, cuando un El individuo joven tiene cierto olvido, generalmente se atribuye al estrés y al exceso de trabajo, sin culpar nunca al individuo.
Algunas investigaciones ya muestran que la percepción (autoevaluación) del anciano acerca de su propia memoria (metamemoria) es negativa, lo que afecta el funcionamiento de la memoria, es decir, el individuo tiene quejas aunque no presenta ningún deterioro en las actividades de la vida diaria. vivir, que también puede resultar de estereotipos negativos culturalmente instalados.
Lo que sucede es que la memoria es un sistema muy complejo e increíblemente fascinante, ¡pero defectuoso, a cualquier edad, para cualquier individuo!
Entonces, ¿nunca deberíamos preocuparnos? No, lo que debemos hacer es evaluar el olvido. En primer lugar, compare al individuo consigo mismo, si hubo algún empeoramiento en relación a su atención, su memoria, su capacidad para resolver problemas, su planificación y organización, entre otros. Además, comprobar cuánto este «olvido» está afectando tu vida diaria, poniéndote incluso en riesgo, por ejemplo, olvidar apagar una olla al fuego. En estos casos, en los que existe una diferencia en relación al desempeño en años anteriores o al compromiso de la vida diaria, es necesario buscar ayuda y evaluación profesional.
Muchas investigaciones en el campo de la neurociencia han demostrado que el rendimiento cognitivo en el envejecimiento es tan heterogéneo como el proceso de envejecimiento en sí. Factores como el nivel educativo, el estilo de vida, las actividades sociales, intelectuales y físicas, las enfermedades, las deficiencias en determinadas vitaminas, la depresión, los trastornos del sueño, entre otros, tienen una gran influencia en el deterioro cognitivo.
Sin embargo, así como el envejecimiento trae consecuencias para el organismo, también trae a la mente ciertos descensos normales y esperados, como por ejemplo, en la atención, concentración, capacidad para memorizar listas, números de teléfono y citas. Si bien pueden ser lapsos incómodos, es perfectamente posible aprender a convivir con ellos, además de un mayor esfuerzo y formación en el uso de la memoria, los soportes externos son cada vez más accesibles y disponibles, como el uso de calendarios, smartphones, listas, calendarios, pizarras, avisos y lo que es mejor para cada individuo, siempre que lo haga autónomo y funcional durante el mayor tiempo posible.
La buena noticia es que una investigación longitudinal con ancianos apunta que el rendimiento cognitivo puede permanecer estable en ausencia de demencia, por lo que es necesario invertir en prevención. Cuando hablamos de prevenir el deterioro físico, es muy común señalar la actividad física como principal aliado, muchas veces videos de ancianos atléticos, practicando yoga o bailando increíblemente, circulan en las redes sociales, la respuesta a esta actuación es conocida por todos: “Debe haber entrenado toda su vida, por eso envejeció así”. Sin embargo, cuando piensas en una persona mayor con su capacidad cognitiva altamente conservada, no siempre tienes la misma lógica, pero no deberías, al igual que con el cuerpo, la mente debe usarse, hay que preguntar , para mantenerse activo.
La prevención está en el control de factores de riesgo como tabaquismo, alcoholismo, enfermedades cardíacas, hipertensión, colesterol alto, estrés, depresión, problemas de sueño, actividad física, nutrición adecuada, mantenimiento de la socialización y la actividad intelectual.
La estimulación cognitiva aparece, como un conjunto de intervenciones que pueden optimizar la cognición, mejorar la calidad de vida del anciano y su familia y contribuir a mantener la funcionalidad y autonomía durante el mayor tiempo posible. Estas intervenciones pueden ser realizadas por profesionales o por el individuo bajo orientación. Es común leer informes que apuntan a crucigramas, rompecabezas y juegos como actividades para mantener la mente activa, aunque no son dañinos, ya sabemos que por sí solos no es suficiente. Es necesario ampliar las funciones cognitivas a trabajar, la lectura, por ejemplo, es uno de los ejercicios más completos. Pero es necesario variar los temas, estar siempre buscando aprender cosas nuevas, trazar nuevos caminos, probar nuevos sabores, en fin, hay un amplio abanico para ejercitar tu cerebro, seguro que habrá algunos que te agradarán!