Tiempo de lectura: 3 minutos
Los cambios en la marcha acompañan al envejecimiento, por lo que es importante mantener la independencia, la coordinación, la fuerza muscular, el equilibrio y la flexibilidad.
Cuando pensamos en el envejecimiento, recordamos eventos que pueden ocurrir con cierta frecuencia entre las personas mayores, como las caídas. Pero muchos de estos eventos están relacionados en mayor medida con caminar (caminar / caminar).
La locomoción es el acto del individuo de moverse dentro de un espacio geográfico. La marcha es el conjunto de movimientos corporales que se repiten en cada paso y se encarga de la locomoción, siendo una tarea funcional que requiere la coordinación entre diferentes articulaciones del cuerpo, siendo las principales las de los miembros inferiores.
La marcha depende de diversos sistemas y estímulos, tales como: estímulos musculoesqueléticos, neurológicos, cardiovasculares, visuales, auditivos, sensoriales, vestibulares, motores y de equilibrio. Su función es promover la movilidad: estabilidad, soporte, absorción de impactos y conservación de energía.
La marcha se lleva a cabo a través de una serie de fases alternas entre las fases de apoyo y equilibrio, donde los brazos se mueven en direcciones opuestas a las piernas para mantener el equilibrio. La fase de soporte se subdivide en 4 fases, a saber: respuesta de carga, soporte intermedio, soporte terminal y prebalance. En este período hay momentos de apoyo unipodal y bípedo. La fase de balance se divide en 3 etapas: balance inicial, intermedio y terminal.
Algunos cambios ocurren debido al envejecimiento. Podemos pensar en modificar la postura erguida apuntando a la alineación postural. Los principales cambios que se manifiestan con el avance de la edad incluyen un aumento de la curvatura cifótica de la columna torácica, una disminución de la lordosis lumbar, un aumento del ángulo de flexión de la rodilla, el desplazamiento de la articulación coxofemoral hacia atrás y la inclinación del tronco hacia adelante.
Cuando hablamos directamente en la marcha, los cambios son: velocidad reducida, longitud y cadencia de zancada reducidas, altura de paso reducida, tiempo de apoyo doble aumentado, rango de movimiento reducido en las articulaciones de la cadera, rodilla y tobillo y disociación de la cintura disminuida.
Otros factores que también pueden alterar esta marcha son: pérdida de masa muscular, distensión muscular, acortamiento muscular, rigidez y déficit de equilibrio. Debido a estos cambios, la persona mayor puede volverse más dependiente, por lo que necesita la ayuda de otras personas o dispositivos auxiliares para caminar, presentando más inestabilidad y caídas. Los estudios muestran que las caídas están relacionadas con cambios en la marcha.
Además de los cambios fisiológicos del envejecimiento, pueden aparecer o agravarse otros tras alguna patología. Debido a la necesidad de prepararse para un envejecimiento mejor, más activo y saludable, es importante mantener la independencia, coordinación, fuerza muscular, equilibrio y flexibilidad. Estos factores se pueden mantener y / y mejorar con el ejercicio, por lo que es recomendable someterse a una evaluación y seguimiento.
Según kirkwood et al. (2007), “los cambios en la marcha son problemas frecuentes a medida que envejecemos. Mejorar o incluso mantener una marcha funcional es una tarea desafiante y de gran preocupación para los profesionales de la salud ”.
Referencias
BIANCHI, AB; OLIVEIRA, JM; BERTOLINI, SMGG Marchando en el proceso de envejecimiento: Cambios, Evaluación y Capacitación. Revista Uningá. v.45: 52–55, julio de 2015.
KIRWOOD y col. Análisis biomecánico de las articulaciones de la cadera y la rodilla durante la marcha en participantes ancianos. Sujetadores acta ortop. v.15, n.5, p: 267-271, 2007.
PASIÓN JÚNIOR, Carlos Montes; HECKMAN, Marianela F. de. Trastornos posturales, caídas y marcha. En: FREITAS, Elizabete Viana et al. Tratado de geriatría y gerontología. Río de Janeiro: Guanabara Koogan, 2002.