Tiempo de lectura: 3 minutos
La comida mediterránea se ha estudiado durante mucho tiempo y sus beneficios son ampliamente conocidos. Está compuesto por alimentos naturales y pobres en alimentos procesados. Su principal fuente de proteínas es el pescado de aguas profundas y los cereales integrales.
Nada beneficiará más a la salud de la humanidad y aumentará las posibilidades de que la vida en la Tierra sobreviva con una dieta vegetariana ”. (Albert Einstein)
La expresión “somos lo que comemos” ya no es de hoy. Los alimentos tienen un efecto directo sobre nuestra salud, ayudando a prevenir o posponer numerosas enfermedades, y sus efectos han sido científicamente probados en numerosos estudios.
La alimentación saludable tiene el papel no solo de prevenir enfermedades, sino también de recuperar la salud cuando el individuo ya está enfermo. Debido a la importancia de la alimentación, podemos decir que la prevención es mucho mejor que la necesidad de medicamentos para lograr la calidad de vida.
La dieta mediterránea se ha estudiado durante mucho tiempo y sus beneficios son ampliamente conocidos. Es bueno para el corazón; previene las enfermedades cardiovasculares; ayuda a reducir el colesterol malo y aumenta el colesterol bueno; tiene un efecto positivo sobre la elasticidad de arterias, venas y capilares; además del efecto antioxidante, que actúa directamente para combatir los radicales libres.
La comida mediterránea está compuesta por alimentos naturales y pobres en alimentos procesados. Su principal fuente de proteínas es el pescado de aguas profundas y los cereales integrales. Tiene un contenido reducido de lácteos, grasas malas y un mínimo de procesados. También forma parte de esta dieta el consumo de frutos secos, semillas y el consumo de aceite de oliva.
Las enfermedades neurodegenerativas ocurren provocando la muerte de células en la red neuronal. Las neuronas para mantenerse saludables necesitan ácidos grasos esenciales, se denominan esenciales porque el cuerpo humano es incapaz de producir, también conocidos como ‘grasas buenas’. Y es en este punto que la dieta mediterránea tiene un efecto muy positivo sobre la salud cerebral debido al consumo de pescados como el salmón, las sardinas, el arenque y el atún, que son grandes fuentes de omega 3.
El Omega 3 forma parte del grupo de las grasas buenas y juega un papel fundamental en la salud de las neuronas. Además del pescado también está presente en la linaza y la semilla de chía, sin embargo, la mejor forma de utilizar estas semillas para este fin es a través de los aceites extraídos de ellas.
La dieta mediterránea está recomendada para todas las etapas de la vida, desde el embarazo hasta el envejecimiento. Un estudio señala que la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer es menor en las poblaciones que consumen esta dieta.
Para los jóvenes de hoy, invertir en este alimento puede garantizar un futuro con una mente más sana, y para las personas ya afectadas o en etapa inicial de la enfermedad, existen estudios que apuntan a reducir la evolución de la enfermedad de Alzheimer (SOUSA, 2015).
Este modelo de alimentación también tiene un efecto positivo sobre la depresión y los trastornos de ansiedad. Solo incluye verduras, legumbres, aceite de oliva, frutos secos, semillas, cereales integrales y pescado, para disfrutar de los beneficios de la dieta mediterránea.
Referencias
SOUSA, Maria João; GUIMARAES, Joana. Prevención de la enfermedad de Alzheimer: el papel de la dieta mediterránea. Prevención de la enfermedad de Alzheimer: el papel de la dieta mediterránea. Rev. Nutr., Campinas, v.28, n. 6, pág. 691-703, diciembre de 2015. Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1415-52732015000600691&lng=en&nrm=iso. Consultado el 22 de septiembre de 2018.