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A medida que pasan los años, nuestro cuerpo cambia en su conjunto, tanto en apariencia como en funcionalidad. Además de las apariencias, nuestra fisiología comienza a reaccionar de manera diferente a la que estábamos acostumbrados.
Sabemos, y nos damos cuenta, que el envejecimiento provoca cambios en nuestro cuerpo. Esta percepción está en nuestra mirada diaria, ya que el propio espejo produce algunos cambios notables a lo largo de los años: el cabello se cae y / o se vuelve blanco, aparecen arrugas, parecemos perder estatura, etc.
Son signos que demuestran la maduración de nuestro organismo y permiten a terceros, subjetivamente, percibir nuestra edad biológica real. Sin embargo, no solo cambiamos nuestra apariencia.
Con el paso de los años, nuestro cuerpo cambia en su conjunto, tanto en apariencia, como lo decíamos inicialmente, como en su funcionalidad. De esta forma, podemos decir que además de las apariencias, nuestra fisiología (este funcionamiento) empieza a reaccionar de manera diferente a lo que estábamos acostumbrados. ¿Ha escuchado que las personas mayores pueden no tener fiebre (temperatura alta) cuando tienen una infección? ¿O que las personas tienen olvidos más frecuentes (en el caso de los ligeros) cuando envejecen? Pues estos son ejemplos clásicos de señales dadas por nuestro cuerpo que muestran los cambios de esta alteración en el funcionamiento. ¡Y no te detengas ahí!
Estos cambios ocurren a través de todos los sistemas y microsistemas de nuestro organismo, pasando por cambios en el sistema endocrino hasta cambios en nuestro sistema nervioso central. Pero no debemos asustarnos por todo esto, ya que estos cambios son esperados y no impiden que la vida tenga su felicidad y ligereza. Este proceso es natural para los seres humanos e incluso tiene su propio nombre: Senescencia.
Los afortunados que lleguen a la vejez pasarán por este proceso, sin excepción, cada uno viviendo su momento y la intensidad individual de estos cambios.
Por todo ello, es necesario diferenciar la atención sanitaria en el envejecimiento y hay que tener en cuenta todos estos cambios, ya que, con todo este cambio fisiológico, algunos medicamentos y tratamientos necesitan ajustes.
De esta forma, contar con profesionales a nuestro lado que comprendan y estudien el proceso de envejecimiento nos ayudará, cada vez más, a desarrollar un viaje placentero en esta etapa de la vida.